Déjame contarte algo personal.
Cuando yo era niño -hace ya un tiempo- escuchaba muy a menudo música clásica porque mi papá ponía las sinfonías de Beethoven y los conciertos de Tchaikovsky en el tocadiscos. A mi mamá, más que lo clásico, le gustaba la ópera, porque en la secundaria la habían llevado a ver “Otello”, con el tenor Ramón Vinay en el rol principal, y había quedado fascinada, enamorada.
Yo no vi una ópera completa hasta los 20 años, pero en la radio Andrés Bello tocaban una ópera completa todos los días después de almuerzo. En esa segunda mitad de los años 70 en Santiago no había casi nada que hacer, así que yo solía escuchar la descripción del argumento de cada ópera y después escuchaba un poco, para ver si me gustaba la música, y trataba de entender lo que cantaban en italiano o en francés. En muchas ocasiones me quedé dormido con la radio encendida, y así la ópera entró directamente en mis sueños.
La primera ópera que vi en el Teatro Municipal de Santiago fue “Carmen”. Y cómo no, quedé impresionado. “Carmen” es una obra inusual para la época en que fue compuesta, porque su gitana protagonista lleva la acción y está retratada de forma realista, por momentos cruda y violenta. Por eso, a pesar de que el bueno de Georges Bizet compuso una música formidable, la ópera fue un bullado fracaso en su estreno en París en 1875. El público y la crítica la repudiaron. Era demasiado realismo y pulsión sexual en escena.
Después aparecieron antes mis ojos y oídos asombrados las óperas de Rossini, compositor juguetón y genial, como “La italiana en Argel” y “El Barbero de Sevilla”; las de Verdi, dramáticas y apasionantes, como “La Traviata” y “Un baile de máscaras”; y las de Puccini, conmovedoras e impactantes, “La bohème” y “Tosca”. De las óperas de Mozart, que me parecen absolutamente sublimes, voy a hablar en otra newsletter.
Fue así que descubrí emociones nuevas, distintas a las que generosamente el cine me había entregado hasta entonces. Por cierto, ver un espectáculo en vivo, con cantantes, músicos, vestuario, pelucas y escenografía te impresiona de otra manera que una película. Pero había algo más. La música lo acompañaba todo.
En el cine hay pocas películas que son óperas, cantadas de principio a fin. La más famosa es “Los paraguas de Cherburgo” (1964), obra maestra del francés Jacques Demy con la que es imposible no llorar. Así que la ópera, con su inagotable profusión de melodías que fluyen junto al canto, me sedujo.
Porque en esas notan que se funden en el canto aparecen, de otra forma, el amor, el odio, la compasión, la venganza, el sacrificio, la clemencia, la ira, el honor y la desolación. En la ópera hay un argumento, y a veces éste no resulta demasiado convincente para nuestro cerebro del siglo 21, pero eso no importa. Lo que importa está en la música. La llave que abre los tesoros escondidos del corazón yace agazpada entre las notas.
Por eso un día quise producir Galas de Ópera y compartir este gusto adquirido. Y ahora, después de cinco años, este 27 de marzo estamos de regreso para presentar “De Carmen A Puccini”, un espectáculo de ópera que te invita a descubrir estas emociones.
Con 5 destacados cantantes nacionales, entretenida puesta en escena y la dirección musical de Carolina Arredondo Dillems, esta Gala te lleva a viajar por las pasiones de “Carmen”, los desencuentros amorosos de “La Traviata”, los refinados acordes de la ópera francesa y los desbordantes sentimientos que afloran de “La bohéme”, de Puccini.
Habrá algunas sorpresas, por supuesto. Pero esas las tienes que ver en vivo y en directo en el Teatro San Ginés, en calle Malinkrodt 112, Providencia. Solo te anticipo que sí, vas a escuchar el aria “Nessum Dorma”, de la ópera “Turandot”, de Puccini.
Las entradas están a la venta en este link Quiero ir a ver "De Carmen a Puccini"
Están a muy buen precio, dada la calidad de los artistas y lo que vas a sentir cuando los escuches.
Te esperamos el 27 de marzo a las 20 horas. Hay estacionamientos cerca.
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Con la ópera es así: o te encanta o no.
Tenía tíos amantes de la ópera y la música clásica. Un tío tenor. Eso lo llevó mi madre a casa y en familia disfrutamos grandes espectáculos en vivo.
Entonces, generalmente el disfrute de estas artes lo adquieres en casa.
Felicitaciones por el éxito de tu producción.