Gene Hackman rompió moldes
Cuando Gene Hackman ganó el Oscar a Mejor Actor en 1972 por su rol del rudo detective Jimmy “Popeye” Doyle en “Contacto en Francia”, tenía 42 años de edad, había integrado los Marines durante un lustro, había estudiado periodismo y venía de una breve carrera actuando en comedias livianas en Broadways, “de esas que no se permitirían hoy”, como dijo en una entrevista.
En Hollywood lo veían como un “un actor de carácter”, es decir, como un hombre que no tenía el atractivo de un galán y que podía hacer roles secundarios sin muchos matices pero con presencia en la pantalla, porque, claro, Mr. Hackman tenía ese poder de llenar la escena con su estatura física y fuerza expresiva.
Así interpretó al desafortunado hermano del asaltante de bancos Clyde Burrow en “Bonnie and Clyde” (1967), y obtuvo su primera nominación al Oscar. Luego de algunos roles secundarios más, le llegó la oportunidad de encarnar a “Popeye”, quien se salta -de manera brusca y obsesiva- todas las formalidades y protocolos para interceptar un enorme cargamento de droga que debe llegar a Nueva York en “Contacto en Francia” (1971).
Concebida casi como un documental y filmada con un nervio constante de principio a fin que hasta hoy conserva su impaccto, esta película de William Friedkin marcó un camino para el thiller policial, tal como lo hizo la actuación de Gene Hackman. Era su consagración como protagonista, pese a que al inicio él no se sentía capaz de hacer ese personaje e incluso le comentó a Friedkin que debería buscar a otro actor.
Su carrera despegó enseguida, y vinieron “Espantapájaros”, “La aventura del Poseidón” y la magistral “La conversación” (1974), de Francis Ford Coppola. En el rol de Harry Caul, espía experto en ubicar micrófonos ocultos y escuchar conversaciones ajenas, Hackman compone un personaje que cae preso de su propia paranoia, en una encarnación insuperable del espíritu de esa sociedad estadounidense acosada por oscuros fantasmas y golpeada bajo la línea de flotación por el caso Watergate.
Así, de una forma un poco inesperada, Gene Hackman se erigió como uno de los principales actores del Nuevo Cine Americano, e hizo otro filme con Arthur Penn, “Night Moves” (1975), que merece revisión urgente.
“Intenso e instintivo”, como lo definió Clint Eastwood (que lo dirigió en “Los imperdonables”), pudo pasar de un registro a otro con total seguridad. Fue el ermitaño ciego en “Frankenstein Jr” y el fantafarrón Lex Luthor que controla a Superman con una gran piedra de kriptonita verde.
En la década de los 80, ya en un contexto social muy distinto, Hackman puso su sello en películas como “Hoosiers”, “Target”, el thiller “Sin salida”, con Kevin Costner; y “La otra mujer”, una de las mejores películas de Woody Allen, donde formó una dupla de oro junto a Gena Rowlands.
Entremedio está su trabajo como el enérgico agente del FBI que va al sur de los Estados Unidos a investigar crímenes racistas en “Mississippi Burning” (1998), rol en que Hackman tanto su serenidad ante un entorno adverso como su coraje a toda prueba a la hora de pasar a la acción.
En 1992, Hackman entrega su gran villano cinematográfico en “Los imperdonables”, de Clint Eastwood. El odioso y brutal sheriff Little Bill, malo de corazón, sabe que no tiene otro destino que el infierno, y vive bajo esa ley. Este rol le dio su segundo Oscar y abrió la última etapa de su carrera, que se prolongó hasta 2008, con personajes destacados como el autoritario y enceguecido capitán de “Marea roja” (1995), seguido por sus roles en “Rápida y mortal” (1995), con Sharon Stone y Leonardo DiCaprio; “Poder absoluto” (1997), de nuevo con Eastwood; y “The Royal Tenembaums” (2001), de Wes Anderson.
Nunca Gene Hackman fue el héroe que uno podía esperar en una película hollywoodense. Siempre sus personajes se salieron del marco, arrastraron una sombra, una tensión, un sentimiento guardado, que los humanizó y a los que él nunca titubeó en entregarse por completo.
Lo recordamos en este día, en que ha fallecido a los 95 años junto a su esposa en su casa de Nuevo México. Sus actuaciones ya hacen escuela.