Te cuento algo que pasó anoche.
Estuvimos junto a mi amiga Macarena Echeverría conversando en vivo en un Directo en Youtube, en una transmisión destinada a explicar los detalles del Taller presencial “Aprende a Hablar en Público” que comenzaremos el próximo lunes 16 de octubre.
Y en el diálogo con quienes asistieron a esta charla online surgió rápidamente la inquietud por las historias y por la habilidad para estructurarlas y contarlas, que es lo que llamamos Storytelling.
Yo llegué al Storytelling a través del Cine, que es el gran narrador de historias de nuestro tiempo. Pero las narraciones nos han acompañado desde que existe la especie humana. Y a lo largo de los siglos, las historias han confirmado qu son la mejor manera de comunicarnos, de llegar de manera real con nuestro mensaje a la audiencia, y de emocionar a quienes nos escuchan.
El esquema con que suelen estructurarse las historias es el Viaje del Héroe, del cual seguramente has oído hablar y que tiene su remoto origen en el viaje que emprende Ulises, vencedor de la guerra de Troya, para regresar a su casa en la isla de Itaca.
Según cuenta Homero en “La Odisea”, el periplo marino del héroe se alarga hasta los 10 años debido a numerosos obstáculos que aparecen en su camino y a los peligros de toda índole que debe enfrentar, entre los cuales está la hechicera Circe (que convierte a su tripulación en cerdos), el canto letal de las sirenas y la lucha contra el cíclope Polifemo.
Muchos siglos más tarde, en 1791, Mozart pone en música el Viaje del Héroe con un carácter decididamente iniciático en “La flauta mágica”, la última de sus grandes óperas.
El argumento comienza con el príncipe Tamino, que sufre el ataque de una serpiente y es rescatado en el último minuto por las tres Damas de la Noche. Luego, cuando Tamino se recupera de la conmoción, las Damas le encomiendan la misión de rescatar a Pamina, la hija de la Reina de la Noche, que ha sido secuestrada por el cruel y poderoso Sarastro.
Tamino acepta y las Damas suman a Papageno, un simpático pajarero que trabaja en sus dominios, para que acompañe al príncipe. Como instrumentos para que se pueden proteger de los peligros que los acecharán, Tamino y Papageno reciben una flauta mágica y unos cascabeles prodigiosos. Y emprenden el recorrido. Al final, habrán superado los obstáculos y aprendido una importante lección que cambiará sus vidas.
Piensa ahora en todas las películas que nos plantean el esquema de un(a) protagonista que sale de su entorno cotidiano y asume el riesgo de la aventura al cabo de la cual tendrá una recompensa. Luke Skywalker, Frodo, Dorothy en “El Mago de Oz”, Indiana Jones, Tony Stark, Ariel la Sirenita, la Mujer Maravilla.
El punto de partida del Viaje del Héroe es clave.
Todo recorrido debe tener un comienzo que nos enganche, como el momento en que el niño Kal-El escapa del planeta Kriptón para llegar a la Tierra, donde más tarde se convertirá en Superman; cuando los padres del pequeño Bruce Wayne son abatidos en el callejón y vuelan los murciélagos; cuando Luke ve el mensaje que Leia, en forma de holograma, le envía a Obi-Wan Kenobi para que la ayude; cuando el tornado se lleva la casa de Dorothy y aterriza en Oz, o cuando Gandalf le entrega a Frodo el anillo de Sauron y le encarga que lo destruya.
Las grandes historias son viajes. Físicos y emocionales. Y debemos recorrerlos. Sí, tal como la vida.
En el camino hay tropiezos, hadas buenas y de las otras, villanos de mayor o menor calado, situaciones que no son lo que parecen y que nos desconciertan, orcos que te quieren destruir sin motivo aparente y elfos que iluminan tu andar, fantasmas que retornan desde el pasado, personajes que lucen poderosos a la distancia y que de cerca son un espejismo.
Y siempre, como el Rey Arturo, tenemos que sacar la espada de la piedra. Y somos los únicos que podemos hacerlo. Porque en esa espada hay un don que solo tiene cada uno de nosotros.
De todo esto vamos a hablar en la Membresía.
En la próxima Newsletter publicaré el link para que la conozcas.
Gracias por informar.
Quisiera saber mas detalles del taller.